Una de las celebraciones un tanto excesivas que se han implantado en nuestra sociedad es el Black Friday, importada de EE.UU al igual que ese Halloween que ha acabado de colonizarnos hasta los calendarios escolares. Obviamente, para el comercio internacional el Black Friday no es una fecha despreciable; una de las etimologías del nombre proviene de la enorme subida del volumen de ventas, que hace que los números rojos pasen a negros. Este día resulta tan provechoso para el capitalismo que ya se oye hablar de la Black Week, y quizá pronto se extienda al Black Month, a pesar de que lo que viene detrás, la campaña de Navidad, Reyes y las consiguientes rebajas de enero y febrero, supone ya un mareante desenfreno de consumismo. Toda una forma paradójica de celebrar la llegada al mundo de ese Niño que nació en un pesebre, sin más perfumes que el de boñiga de mula y buey. A este respecto, parece haber una proporción inversa entre la coherencia con el sentido de la fiesta y las ganas de alarga...
Los pros lo llaman ir o estar "de promo". Pero lo cierto es que, una vez que has engendrado, gestado y alumbrado un libro, no puedes abandonarlo en el arroyo o en la inclusa; tienes que hacer lo que esté en tu mano para que tenga una cierta vida. Máxime cuando he llevado este último, Tras las huellas de Greene , en mi mente a lo largo de doce años, y, tras los dos de redacción, ha esperado otros tres o más para ver la luz. Pues en eso estamos ahora. Espero no aburriros mucho en las entradas venideras, pero os iré contando las diferentes citas de presentación. Además del lanzamiento el pasado martes 11 de noviembre en Logroño, este jueves 27 lo presentaré en Santander, en la librería Gloobal (19:00), y el sábado 29 en Oviedo, en la librería Matadero Uno (12:30). Si estáis en las cercanías de alguna de ambas ciudades, estáis invitados a acercaros, y por supuesto me daréis una alegría.